El estado con el argumento moral del gasto público y del gasto social, a mi modo de ver esta arrassando la socierdad privada.
Los niveles impositivos, entre impuestos directos e indirectos rozan el 50 o el 60 por ciento de los ingresos de cualquier trabajador y pequeño empresario.
Este es el modelo actual perpetuado por todos los partidos políticos tanto de derechas, izquierdas, regionalistas o constitucionalistas, todos en la práctica asumen el modelo fiscal asfixiante en el que vivimos
Si la ultraderecha si defiende una reducción fiscal, así sirve como escusa o como ataque y acusación del ultraderechista a aquellos que defienden una reducción y mejor gestión del gasto público.
Solo gestionando mejor el gasto público y reduciendo el gasto público no indispensable se puede reducir la presión fiscal asfixiante que el modelo de estado del bienestar lleva años aplicando a la sociedad.
Un claro ejemplo de la presión fiscal son todos los impuestos al trabajo, con las cotizaciones a la seguridad social, que frenan la creación de empleo y la mejoras de salarios.
Lo curioso es que los partidos de derechas tampoco bajan los impuestos, es más también los suben a las clases medias.
Derecha e izquierda están de acuerdo en el sistema fiscal, a mi modo de ver abusivo y depredador.
Toda las entidades que reciben prestaciones del estado, y la mayoría de funcionarios, políticos y pensionistas están a favor de este sistema fiscal depredador por que ellos salen beneficiados con las ayudas públicas y rentas públicas que reciben.
Pagar-se el alquiler, llevar a los hijos de vacaciones? Comer ? No es un gasto social? Tienen derecho las personas del sector privado a poder tener una vivienda, irse de vacaciones?
Además van presumiendo por la vida de solidaridad y generosidad cuando dan alguna ayuda al sector privado.
Las ayudas del sector público al sector privado consisten en darte cinco después de haberte quitado cincuenta. Y así poco a poco el sector público esta arrasando al sector privado en nombre del bienestar social, se permite darse de autoridad moral ante tal atropello que le permite tener al sector público las mejores cuotas de bienestar privado nunca vistas en una sociedad.
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