El tráfico de influencias y la corrupción entre las administraciones públicas y las empresas privadas es sumamente complicado de demostrar judicialmente con las leyes y la judicatura actual. Por un lado las leyes las hacen los políticos, contra sus propias prácticas futuras, con lo cual ya se generan dudas de que la clase política tenga realmente interés en acabar con la corrupción de su propio colectivo y del que tanto se benefician ellos y sus familiares. La presunción de inocencia es una actitud personal, no me consideres culpable si no se ha demostrado que soy culpable. El problema es que en lo que es el tráfico de influencias es muy díficil de demostrar su existencia, por no decir en muchos casos imposible de demostrar al cien por cien. Pero creo que no es lícito usar la presunción de inocencia para negar la existencia de casos claros de influencia. Cuando se cobran comisiones millonarias por muy poco trabajo realizado. Es preocupanto como la adm...