El estado y el sector público es muy grande y abarca tantos aspectos de la economía y la sociedad que es muy complejo hablar de él sin ofender y buscando cierto grado de veracidad y más cuando uno no forma parte o ha trabajado en él.
La información que recibimos los ciudadanos que no formamos parte del sector público es personal y experiencial y muy de oidas.
De entrada el sector público tiene tantos defensores a ultranza, y no sé si tantos detractores. Diría que tiene muchos más defensores que detractores.
De entrada el sector público es fundamental socialmente al garantizar la educación y la sanidad pública y la seguridad policial y jurídica para todos los ciudadanos.
Esta realidad social tan fundamental que realiza el sector público y sus trabajadores, creo que hace que a lo largo de los años los trabajadores públicos y sus dirigentes políticos se hayan ido endiosandose pensando que son lo más de lo más y que su trabajo y aportación social es superior a la del resto.
El echo de sectores que ocupan a tanta gente y con tanto poder de desestabilización del pais, con sindicatos muy fuertes, permite que a lo largo de los años estos sectores laborales tengan condiciones laborales mucho mejores que a la media del pais donde pertenecen si en cambio mejorar en muchos casos eficacia social.
La transparencia del sector público y de su forma de trabajar y hacer es mínima, y se basa en las informaciones que el mismo sector público publica y da.
No hay un control del sector público por parte del sector privado, es decir por parte del resto de ciudadanos que lo pagamos. La única experiencia es muchos con los servicios públicos, pero son experiencias muy puntuales, no vemos la maquinaria por dentro como funciona.
Otro aspecto es que los funcionarios defienden con uñas y dientes su sector, y no solo los funcionarios si no sus familiares y allegados, con lo cual es un sector con mucha potencia social y muy dificil de criticar o de analizar objetivamente por enseguida te acusan o de denigrán al hacerlo.
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